Siempre he sentido una extraña fascinación por estas fiestas, por el olor del copal quemándose en el sahumerio, las hermosas flores regadas pétalo a pétalo por el suelo, avivando su aroma por esas flamas de veladoras, por ese incesante baile entre los mundos que nos rodean, nunca he podido saber porque pero, pasa y es la pega de cada año.
Una mas de mis contradicciones dice mi madre, con lo rara que soy y lo atrayente que me resultan los colores, los olores, los motivos, hasta los suspiros del viento, que llegan a parecerme mas vívidos que cualquier otro día, el incomparable sabor de ese pan que de muerto, solo tiene el nombre, por esa y tantas cosas más, declaro jubilosamente esta época como el inicio de lo mejor del año para mi.
Y no es porque sea muy valiente ni nada por ese estilo, sino que, como buena mexicana, encuentro el lado gracioso de todo, de la vida, la muerte, las cosas, en fin todo lo que nos sucede, estas fiestas son verdadera tradición, espero no se pierda y por lo tanto, encenderé otra vela, esperando no se pierdan en el rumbo mis esperados visitantes, que en mi casa les espera un buen descanso, recuerdos y por que no, un buen trago, ¡faltaba mas!
