Si bien, me he parado justo frente a la ventana, y desde ahí, el cielo me ha maravillado con un espectáculo distinto al esperado: la lluvia.
Giré en torno a ese viejo mueble de madera, y justo sobre la repisa principal, estaba aquel calendario que no me engañaba: 3 de Octubre, -vaya, que rápido ha pasado el tiempo-, fue lo único que cruzo por mi cabeza, al tiempo que mis ojos se fijaban una vez mas en las gotas que rozaban con el vidrio, agua que se ponía a la par de las lagrimas de mi rostro.
Muchos días transcurridos, muchas noches perdidas, menos personas en el mundo y entre los que nos quedamos, llanto, doloroso e inclusive eterno, muerte vivida desde el umbral en que estamos, dolores agudos, casi mortales, esperanzas perdidas y todo ello es solo por una razon: en toda la tarde, no encontré tus labios por ninguna parte.....
Y no porque no estuvieses a mi lado, sino porque tu distancia era infinita, fría, incluso un poco cruel, como aquella poesía que nos desgarra sin piedad y nos deja sin sentido, enraizados en un mundo de sueños agonizantes y sentimientos perdidos.
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